Planes, Proyectos y Pyme

Mercados21

La prestigiosa revista Mercados21, publicación sobre información estratégica de las empresas españolas, pymes, multinacionales y los sectores en los que operan, ha npublicado mi artículo sobre planificación en las empresas «Planes, Proyectos y Pyme»,

Tras haber estado en contacto con muchas empresas y durante varios años, si me preguntaran sobre la utilización de herramientas para la gestión de proyectos, diría que estamos aún muy lejos. Lo más extendido y, considero que insuficiente, son aquellas que han conseguido instaurar una norma de normalización en producción o en procesos, tipo ISO, pero a la pregunta ¿sería suficiente? A todas luces creo que no.

He visto a muchas empresas que tenían el procedimiento, los protocolos y todo lo que acompaña sólo para conseguir el sello de la certificación, y no estoy hablando de pequeñas y medianas empresas, algunas bastante grandes. He comprobado que se hacían las cosas con esa única finalidad. Todo esto es simplemente un tema de mentalidad, nuestros empresarios no están convencidos en la mayoría de los casos que una buena gestión de sus proyectos deba estar contemplada en su roadmap, para muchos una simple formalidad.

En ActionCOACH seguimos una metodología que comienza por lo primero y principal de cualquier proyecto empresarial, y es tan sencillo como definir cual es la Visión y la Misión de la compañía, éste es el primer norte de la empresa. La Visión aquel sueño utópico al que, tú, empresario quieres ir, algo motivador, retador para toda la organización, y la Misión, cómo vamos a llegar allí. En estos dos conceptos tan poderosos, reside el famoso «Por qué» de Simon Sinek y su «Círculo Dorado». Tras esto van los valores de la empresa y las reglas por las que se rige.

Cuando he preguntado por la mencionada Visión y la Misión, he visto que, en muchos casos, incluso el fundador de la empresa ha buscado una carpeta en un cajón, la ha desempolvado y con orgullo me dice aquí está. Tristemente se quedó en un documento que una consultora de prestigio le hizo hace unos años, que ni él, ni su equipo lo tienen presente, por lo que no pasa de ser papel mojado. No todas las empresas y empresarios son así, pero abundan.

Ser consciente de que tu principal proyecto debe tener los objetivos muy claros, y debe tener un propósito, ya que de no tenerlo y articular una estructura pensando únicamente en generar ingresos, a la larga no va a funcionar. Sir Richard Branson dice: » Puedo asegurar honestamente que no he emprendido ningún negocio únicamente para hacer dinero. Si éste fuera el único motivo, entonces creo que es mejor no hacer nada», esto aplica tanto al sentido de la empresa, como a lo que vayas a llevar acabo en ella.

Tras la Visión y la Misión, vienen los Valores, que son aquellas reglas que definen cómo queremos que sea nuestra empresa y nuestra gente, cómo nos tienen que percibir los demás, clientes, proveedores, empleados accionistas, etc. Estos podrían ser sostenibilidad, transparencia, respeto, entre otros. ¿Por qué son importantes los valores? Porque explicitan lo que queremos que sea nuestra empresa y nos indica cómo la tenemos que vivir y cómo hay que practicar estos principios, a veces no están escritos, pero están presentes. El problema surge, cuando no existen, o cuando se hace lo contrario a lo que se está indicando, hemos visto ya demasiados ejemplos tanto en la empresa, como en la política como para poder valorar la importancia de la coherencia.

Objetivos Smart

Bill Campbell, el «Coach de Sillicon Valley», entrenó y acompañó a los genios de las grandes tecnológicas, Steve Jobs, Larry Page, Eric Schmidt, dentro de sus propios coachees había fuertes fricciones, ya que en muchas ocasiones eran competidores directos. Cuando había un problema serio en la empresa y le consultaban, él les decía que si lo que querían hacer estaba en la línea de aquellos objetivos iniciales que los fundadores de la compañía tenían, o sea la visión, la misión y los valores, que lo hiciera, de lo contrario debían de abandonar ese camino. Todas las decisiones se tenían que resolver en función de estas máximas, de esta forma nunca se desviaban de su proyecto inicial. Les funcionó bastante bien, a la vista de sus clientes y de los resultados que obtuvieron. Estos valores trascendieron a los fundadores y siguen siendo la columna vertebral de las grandes compañías que fundaron.

Otra de las cosas que hacemos en ActionCOACH es una planificación estratégica, aterrizada al año y al trimestre, esto se traduce, partiendo de la Visión, Misión y Valores, en cuales son Plas metas para los próximos 5, 3 años, para el año que viene, para este trimestre, estas metas deben ser SMART, específicas, medibles, alcanzables, que tengan que ver con la rentabilidad y acotadas en el tiempo. El carácter de esto es sumamente importante, ya que en muchas ocasiones lo que hay son metas indefinidas que no permiten hacer un seguimiento, tener unos KPIs y, sobre todo, que permitan poner medidas correctoras que posibiliten llegar a los resultados esperados.

Para hacer la planificación reunimos a todos los responsables de los departamentos y de forma conjunta se lleva a cabo la misma, de forma que todos conocen cuáles son las metas de los demás y su aportación a las metas superiores. El objetivo es que todo el mundo tenga claro el foco y procurar la colaboración, el flujo de información interdepartamental y la de sus equipos.

Tras haber definido y controlado lo anterior y que denominamos Dominio del Destino, entramos en otra etapa que es aquella en la que determinamos qué tipo de información necesito gestionar, de qué forma y qué tipo de indicadores han de conformar mi tablero de mandos para poder controlar la evolución de mis objetivos.

Mi consejo en esto es seguir las pautas recogidas en un gran libro «Las 4 disciplinas de la ejecución» de Sean Covey. Para este autor la ejecución descansa en estos principios centrales: claridad, enfoque, compromiso, traducción a la acción, sinergia y rendición de cuentas.

Existen dos cosas principales sobre las cuales un líder puede ejercer su influencia para producir resultados: la estrategia (o plan) y la habilidad de ejecutarla. El reto más grande estará en lograr que las personas lo ejecuten con el nivel de excelencia que se necesita, para ello creó las siguientes disciplinas:

• Disciplina 1: enfocarse en lo crucialmente importante, ir a lo que realmente hay que hacer y no tener demasiados objetivos. Lo que Covey llama Meta Crucialmente Importante (MCI). No más de 3 simultáneas por persona. La MCI ha de tener un plazo.

• Disciplina 2: actuar sobre las medidas de predicción. Lo que realmente va a decirte lo que ocurrirá no es el resultado, sino la evolución de lo que tiene que acontecer antes, disponer de indicadores que te den información de cómo va el flujo es fundamental y permite actuar a tiempo.

 Disciplina 3: crear un tablero de resultados convincente, las personas que tienen un marcador que les diga dónde y cómo van, reaccionan de forma diferente.

• Disciplina 4: establecer una cadencia de rendición de cuentas, el equipo ha de conocer cuándo tiene que rendir cuentas, de lo contario se puede ver engullido por lo que él llama el «torbellino». Esta disciplina pretende a su vez que los miembros crean sus propios compromisos, así como se comprometan con los demás.

Bajo este enfoque podemos acometer cualquier proyecto, hay desarrolladas decenas de técnicas, metodologías y formatos para llevar a cabo proyectos dentro de una empresa, pero lo crucial no es cuál escoger, que dependerá de la naturaleza de este, sino qué y cómo debe de inspirar a la empresa para alcanzar su objetivo primordial su visión y su misión.

Una aproximación un poco más personalizada lleva incluso a algo que se conoce como la dirección por propósito, donde este ejercicio se hace para cada departamento y para cada persona, donde su proyecto es ese hacer lo necesario para contribuir al primer objetivo y responsabilizarse de él.

Yo animaría a los pequeños y medianos empresarios a adoptar esta filosofía y desde aquí gestionar una dirección por proyectos, pero todos apuntando a ese objetivo superior. Y muy importante también, ni los objetivos, ni las técnicas, ni los diagramas, ni nada funciona, como tu equipo, las personas que lo conforman no hayan entendido cuál es nuestra meta, nuestro porqué y su papel para conseguirlo.

Puedes verlo en  https://www.mercados21.es/opinion/planes-proyectos-y-pyme

ESTE TEMA NO LO LLEVO YO

Agenda de la Empresa Eduardo Cambil

Compartimos el artículo de nuestro socio-director Eduardo Cambil publicado en la revista Agenda de la Empresa, donde destaca la necesidad de que toda la compañía se vuelque en la acción comercial y deje de funcionar como silos estancos. En estos momentos en los que estamos es vital, tener organizaciones ágiles y planas.

El 63% de los empleados no comerciales consideran que la venta no es asunto suyo. Este dato proviene de un estudio llevado a cabo por la consultora Lead Your Market, hace un par de años. Pero mucho me temo que no ha habido grandes cambios en el porcentaje.

La reflexión que nos debemos de hacer es si realmente nuestras organizaciones están orientadas a sus clientes, o si bien, como refleja el dato, la mayoría de nuestros empleados consideran que la actividad comercial y los asuntos relacionados con los clientes, son responsabilidad exclusiva de otro departamento. Dicho así parece duro, en muchas organizaciones no hay consciencia de ello. Habría que preguntarse varias cosas: ¿es algo que ocurre en pequeñas empresas, o en las grandes organizaciones? ¿Cuál es el motivo por el que esto ocurre? ¿Qué podemos hacer para cambiarlo?

Mi experiencia me indica que este fenómeno ocurre en muchas empresas, independientemente del tamaño. Las grandes, las peores. Muchas de ellas están estructuradas como silos, en los que cada área solo mira sus propios objetivos, no le interesa lo que ocurra fuera, ya que sus propios objetivos son lo único que les importa. Incluso, muchas ponen obstáculos y barreras a colaborar y ayudar a otros departamentos o simplemente pasarles información. Se ha llegado a dar el caso de una empresa, con una de las marcas más reconocidas en su sector, en la que los comerciales hartos de que el resto de la compañía, finanzas, operaciones, cobros, atención al cliente etc., no les hicieran caso, llegaron a imprimir camisetas que literalmente ponían “Este tema no lo llevo yo”, ésta era la respuesta que recibían normalmente a cualquier demanda de ayuda por parte de otras áreas. Aunque el caso es real, bien podría ser una llamada de atención a aquellas organizaciones que aún están muy departamentalizadas, grandes o pequeñas y que no tienen como objetivo común el cliente. En las pequeñas empresas es más fácil entender a los comerciales, el cliente está más cerca de cada empleado, y en muchas ocasiones la misma persona tiene que desarrollar diferentes funciones, lo que debería ayudarle a comprender mejor la situación y las necesidades de éste.

Si nos preguntamos por qué ocurre esto en las organizaciones, probablemente encontremos la respuesta en la dirección de la compañía, que no comparte su visión con los empleados. Este detalle es muy importante y no solo es una declaración de intenciones. Hay que plasmar en acciones concretas el objetivo de tener al cliente en el centro y al área comercial en el sitio que corresponde.

En estos días, en los que las empresas han tenido que hacer cambios importantes en su operativa diaria, en la que la digitalización está ya a la orden del día, tiene menos sentido que nunca seguir así.

Lo primero que tendríamos que hacer es explicar a la organización la importancia que para nosotros tiene el cliente, cómo nuestras acciones impactan en el mismo, aunque seamos del departamento de contabilidad. Es fundamental explicar qué hacen las otras áreas. Muchas organizaciones no conocen los propios departamentos de la compañía, ni siquiera los productos y servicios que ofrecen.

Es más, algunos tienen una mala imagen de los comerciales, gente con bonos extraordinarios y que están todo el día de fiesta, y no es así, son la cara de la empresa ante nuestros clientes.

Sería interesante que hubiera una política empresarial que vincule parte de la remuneración de todo el personal a la evolución positiva de indicadores de satisfacción de clientes, aunque fuera mínima, es la forma más directa de decirle a todos, la importancia del que en Mercadona llaman “El Jefe”, que debe de serlo en todas las empresas.

En el fondo lo que vemos es que las organizaciones no pueden estar estructuradas en departamentos con funcionamientos estancos, sino que han de compartir objetivos, información, conocer al resto de la organización, sus actividades, y tener elementos comunes.

En definitiva, organizaciones más horizontales, menos verticalizadas y enfocadas a nuestros clientes, que son la razón de ser de la empresa.

AGENDA DE LA EMPRESA